Alemania 2003. Dirección: Eric Till. Guión: Camille Thomason y Bart Gavigan.
Película histórica basada en la biografía del reformador alemán Martín Lutero
(1483-1546).
La película es meritoria en todos aspectos: buena fotografía, brillante interpretación
de los actores -merece una mención especial la interpretación del actor Peter
Ustinov en el papel del Príncipe Federico de Sajonia-, bien ambientada y también
certeramente basada en la historia, pero con algunas excepciones, de las que vamos
a ocuparnos en esta reseña.
Lutero está considerado como el iniciador de la Reforma y el creador de la corriente
religiosa conocida como "protestantismo" cuyas iglesias se formaron en el siglo
XVI separándose de la Iglesia Católica Romana. La película refleja bien la etapa
inicial de ese proceso, cuyo principal protagonista por entonces era Martín Lutero.
Su decisión de hacerse sacerdote tras una vivencia personal traumática, su
evolución religiosa...
La gestión de unos asuntos de la orden agustina, a la que él pertenecía, le llevó a
visitar Roma, donde reinaba entonces el Papa Leon X, de la familia de los Médicis
de Florencia. Esa visita, sin ningún tipo de utilidad para los asuntos que le llevaron
allí, fue sin embargo muy provechosa en lo que se refiere a su toma de conciencia
sobre las contradicciones existentes entre el mensaje evangélico, que es como una
bandera de la Iglesia, y la práctica religiosa de esa misma Iglesia.
Le impactó, de manera especial, el mercadeo y el fraude montado en torno al culto
a las reliquias de los santos, así como el escandaloso comercio de las indulgencias.
Por entonces se estaba construyendo en el Vaticano la Basílica de San Pedro y el
Papa necesitaba dinero a toda costa, para lo cual se gravaba con unas altas tasas el
perdón de los pecados que la Iglesia administraba.
Esos y otros excesos de la Jerarquía católica generaron en el agustino alemán un
cierto rechazo a la Iglesia oficial y un afán de buscar en el Evangelio y demás
Escrituras el mensaje que el Magisterio de la Iglesia no transmitía fielmente. Es
preciso tener en cuenta que en aquella época las Sagradas Escrituras no eran
accesibles a la gente del pueblo y no sólo porque la imprenta era un invento
relativamente reciente y la mayoría de la gente no sabía leer, sino que ades
estaba prohibida la traducción, a las lenguas populares, de las Escrituras que sólo
estaban redactadas en hebreo, griego y latín. Para la inmensa mayoría de la gente el
referente de la Palabra de Dios era lo la enseñanza del magisterio eclesiástico, lo
que se prestaba a todo tipo de abusos. De hecho, la clerecía formaba una clase
social -privilegiada- aparte de la nobleza, el campesinado y la entonces naciente
burguesía.
Para su evolución personal y para la influencia que su pensamiento iba a tener sobre
sus contemporáneos fue decisivo el hecho de que su congregación agustina le enviase
a estudiar teología en la Universidad de Wittenberg. Esos estudios le capacitaron
para formular con rigor académico y teológico sus discrepancias con la práctica
eclesial y poder enfrentarse diacticamente a los s eruditos tlogos de la época.
En la misma Universidad de Wittenberg y bajo la protección del elector de Sajonia,
Federico, se dedicó a difundir sus ideas religiosas que lo enfrentaban a la autoridad
de Roma. Se oponía a la autoridad del Papa, los votos monásticos, el celibato, el
culto a los santos, algunos sacramentos y la doctrina sobre las indulgencias así
como algunos dogmas como el del purgatorio. En 1517 clavó en la puerta de la
catedral un documento con sus 95 tesis que expresaban el contenido de su doctrina.
También expuso su teoría acerca de la justificación por la fe.
El Papa León X condenó a Lutero con la publicación de la bula "Exsurge domine".
La bula era quemada por el monje en diciembre de 1520 y el pontífice le excomulgaba.
En este punto hay que señalar que para entonces se había formado en Alemania un
movimiento de apoyo a Lutero que iba desde príncipes electores como el de Sajonia
hasta amplias masas de campesinos pasando por la burguesía. Este posicionamiento
significaba, de hecho, una ruptura con Roma, lo que motivó la intervención del
emperador.
Casi un siglo antes de Lutero, el checo Jan Hus protagonizó un intento de reforma
muy similar al suyo. Aunque no le faltaron apoyos y seguidores su movimiento
fracasó y él fue declarado hereje y condenado a la hoguera. En el siglo XVI, quizá
por la existencia de la imprenta (por la que se difundieron masivamente las tesis de
Lutero) y el agravamiento de las condiciones sociales, el movimiento de protesta y
rechazo del sistema pudo cobrar s ímpetu y consolidarse. Los campesinos estaban,
una vez más y como había ocurrido en toda Europa a lo largo de la Edad Media,
prestos a la rebelión. Las ideas de Lutero evocaban una igualdad evangélica que
constituía la negación del sistema imperante. La naciente burguesía necesitaba
emanciparse ideológicamente del poder y la enseñanza eclesial que había consagrado
durante muchos siglos el poder feudal. Las ideas de Lutero cuestionaban el
M
agisterio
y la autoridad eclesial. Los príncipes alemanes recelaban del absolutismo imperial
que podía implantar el joven emperador Carlos V, heredero de las coronas de
Castilla, Aragón, Nápoles y Flandes, donde ya se había consolidado ese poder frente
a la nobleza. La rebelión popular que se materializaba en torno a Lutero constituía
un punto de apoyo de los príncipes frente al poder imperial. Toda esa serie de circuns-
tacias favorecieron la formación de ese bloque a favor de Lutero. En la Dieta de
Worms, en 1521, bajo la presidencia de Carlos V que intentó suavizar la tensión,
Lutero, llamado a declarar ante el emperador el 16 de abril, pudo negarse a retrac-
tarse de sus escritos. Y aunque fue declarado proscrito, y se ordenó quemar sus
libros, él sigudisfrutando del apoyo del príncipe Federico de Sajonia y la simpatía
de gran parte de la población alemana. Refugiado en el castillo de Wartburg, Lutero
se dedicó desde entonces a la traducción de la Biblia al alemán.
Desde este momento la historia de la Reforma protestante deja de ser la historia
personal de Martín Lutero para convertirse en un fenómeno social de masas. Lutero
perdió el control de la situación y de las ideas, si es que alguna vez lo había tenido
y no fueron la situación y las ideas las que le tuvieron a él. El bloque social que lo
había apoyado estaba cruzado por múltiples contradicciones. Los intereses de la
burguesía eran distintos a los de la nobleza y los príncipes. Y los de los campesinos
eran contrarios a los de todos los demás. Todos esos estamentos sociales podían
identificarse de alguna manera con Lutero, pero Lutero no podía apoyar a todos a la
vez. En 1525 se produce el estallido de la guerra entre campesinos y señores, moti-
vada en parte por las tesis luteranas de igualdad de la cristiandad. En un principio
los campesinos recibieron el apoyo del reformador pero Lutero, burgués procedente
de una familia campesina venida a más y que tenía negocios mineros, se desligó de
veleidades comunistas y cambió de opinión poniéndose al lado de los príncipes y
animando a la represión de la revuelta. Su prestigio disminuyó mucho y aparecieron
nuevos líderes reformistas como Zwinglio, Münzer... provocando la escisión de la
reforma luterana con la aparición del anabaptismo.
La película de Eric Till, que hasta este punto de la biografía de Lutero se había
mantenido bastante fiel a los hechos históricos, pasa sobre este período de la guerra
campesina como sobre ascuas. Los guionistas, ateniéndose a la finalidad apologética
del filme, minimizan o ignoran por completo la responsabilidad de Martin Lutero
en la represión y matanza de los campesinos; incluso nos presentan unas imágenes
del reformador deplorando aquella violencia. Por la misma finalidad de apología de
Lutero, el resto de la película recorta notablemente la biografía del protagonista,
limitándose a unos pocos momentos significativos como su matrimonio o la
terminación de la traducción de la Biblia, pero sin mostrar nada del Lutero
comprometido con los poderes políticos que le manejan para sus fines y a los que él
maneja para llevar adelante su Reforma.
Resumiendo, el espectador de esta película puede extraer enseñanza de la misma si no
se limita a ella y se preocupa de informarse de los hechos históricos por otras vías.